Siento a veces las cosquillas
cuando estoy sola
en el bolsillo izquierdo del pantalón
en el calcetín derecho
de los zapatos de lluvia
entre los pechos reservados del invierno
en la nuca
de la que se puede morir
con un solo golpe certero.
Siento un cosquilleo allí
donde nadie me ha besado antes
donde no alcanza el sol
de ningún hemisferio
donde las arrugas delatan
una juventud de tira y afloja.
Como llamando mi atención
algún nervio traiciona mi aparente calma
como si reclamando otras manos
otras bocas
otra cremallera
que no pille siempre
el miembro más sensible.
miércoles, 15 de julio de 2009
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